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domingo, 8 de marzo de 2015

C R I T I C A +


Si entendemos la CRITICA, como la  acción de Juzgar las cosas, fundándose en los principios de la ciencia o en las reglas del arte, deberíamos encontrar en esta acción principios que nos acerquen al conocimiento, a entender, a comprender a incorporar  lo bueno y a desechar lo que no sirve de aquellas cosas que analizamos.
La crítica como factor de incorporación de conocimiento dentro de cualquier ámbito o disciplina  debería considerarse de modo positivo, y fundamental.
Al igual que los opinadores externos, la autocritica es fundamental a la hora del desarrollo personal, profesional y colectivo.
Deberíamos rever la pauta ética de la crítica negativa, ya que no nos permite expresar como profesional colega, una opinión que puede ser de valor para el crecimiento colectivo.
Como profesional de la arquitectura siempre he intentado  tener  una mirada crítica (autocritica) sobre nuestra obra terminada, sobre cada concurso entregado, sobre aquellos perdidos, analizando siempre con humildad los errores en función de dar una mejor respuesta la próxima vez
En ese sentido,  el estudio de la Historia, de nuestro pasado, nos ayuda a crecer, si lo estudiamos con un sentido crítico. Pensar en las obras de la Arquitectura de grandes arquitectos, pero también con un sentido crítico...que no significa desvalorizar, sino encontrar aquellos puntos que podrían haberse mejorado. Todo es perfectible.
Claro que llega ese punto en que tenemos que parar y empezar a terminar....es ese el límite de la autocritica en el proceso de proyecto. Y después al terminar la obra volver analizar y encontrar los puntos a mejorar.
Creer que somos perfectos sería muy ambicioso, utópico. Ya sea porque nuestro amplio conocimiento poco profundo no nos acredita a ser poseedores de la verdad
La arquitectura que desarrollan los países del primer mundo, sobre todo grandes emprendimientos, minimizan errores técnicos, ya que los equipos de especialistas son integrales, el intercambio de información, la interdiciplina y  las tecnologías actuales hacen que se disminuyan las probabilidades de incidencias. 
Aun no desaparecen. Igualmente podremos criticar las decisiones de los arquitectos al optar por una solución que si bien sea correcta desde el punto de vista individual, no tenga en consideración  la ciudad, su entorno y el medio ambiente.
Criticar es positivo. Si la crítica se hace desde el respeto.
Criticar ayuda a crecer, si se absorbe desde la humildad.
No somos perfectos. Entendamos este concepto, tan simple y tan claro y empezaremos a interactuar mejor. Como seres  humanos, como profesionales, como docentes, en todos los niveles de la vida, en donde ejerzamos, tenemos que intentar mantener esta coherencia.
La crítica y la autocritica nos hará crecer en forma integral, para aportar lo mejor a nuestro entorno.
Escuchemos. 
Observemos y miremos hacia afuera y hacia adentro.
No lo sabemos todo

@Nuritsch 

martes, 28 de abril de 2009

AGUA


El cambio climático afecta entre otras muchísimas cosas a la reserva más grande de tigres, en Bengal, India, que han tenido que emigrar en busca de agua, comida y protección.

El incremento de la temperatura (1ºC en el último siglo), aumento del nivel del mar (dos o tres milímetros al año desde 1980) por efecto del deshielo y alteraciones en el patrón pluvial (más lluvias en algunas zonas y más sequía en otras), son los síntomas de los fenómenos extremos que configuran la nueva identidad del clima en el Caribe y América del Sur, de acuerdo con el último informe del Banco Mundial (BM). Sin titubeos, la entidad multilateral de crédito ha advertido que si no se actúa para mitigar los efectos y detener el cambio climático, Iberoamérica será más pobre e improductiva. Y padecerá el mal de los males: la falta de agua potable.



El número de personas afectadas en el mundo a causa de desastres relacionados con el clima podría aumentar en un 50 por ciento para 2015, hasta alcanzar unos 375 millones de damnificados, según revela la organización Oxfam Internacional en el informe ‘El derecho a sobrevivir. El reto humanitario del siglo XXI’

Entre 1998 y 2007, el 98 por ciento de las personas afectadas por los denominados desastres naturales sufrió las consecuencias derivadas de fenómenos relacionados con el clima, como sequías, inundaciones o terremotos. Con todo, la organización asegura que “muchas más personas podrá verse afectadas en un futuro ya muy próximo”, a medida que el cambio climático y la mala gestión del medio ambiente provocan una proliferación de estos desastres. Asimismo, prevé que aumentará las persona vulnerables a los desastres debido a la pobreza y a la ubicación geográfica.

Las viejas enfermedades se expanden
Los autores del informe aseguran que cambio climático en Iberoamérica será sinónimo de cambio en los tiempos de reproducción y de distribución de las especies. A esta velocidad de modificación del clima, la productividad agrícola de Sudamérica -cuya economía depende de los cultivos- caerá entre un 12% y un 50% en el siglo XXII, y enfermedades antiguas como el dengue y la malaria se trasladarán a nuevos lugares. El BM cree que, lejos de erradicarse, el dengue crecerá un 21% hacia 2050 y hasta un 64% hacia 2100.
Las calamidades que enfrenta Iberoamérica como consecuencia del cambio climático no guardan relación con el pequeño porcentaje de dióxido de carbono con el que contribuye al deterioro del medioambiente. Sudamérica y el Caribe son responsables sólo del 12% de las emisiones globales. El BM considera que, auxilio internacional mediante, este porcentaje podría disminuir de manera considerable y hasta desaparecer con políticas que promuevan el transporte público y la generación de energía renovable, un potencial de la región. El informe subraya el ejemplo de Brasil, que ha dado pasos decisivos en la senda de las energías alternativas como la hidroelectricidad, el etanol y el biodiesel.
Pero el gran cambio que debe emprender Iberoamérica para contener el cambio climático requiere -insiste el BM- una inversión sincronizada en infraestructura para almacenamiento de agua, alcantarillado, control de inundaciones y sistemas de salud pública. El gran cambio no ocurrirá sin el aporte económico de los países desarrollados.